La buena campaña de la Selección Peruana en las Clasificatorias a Rusia 2018 ha generado un sentido de pertenencia y unión en los peruanos solo equiparable a lo que genera nuestra gastronomía. El ámbito empresarial no ha- estado exento a este fenómeno. Muchas compañías se han vestido de rojo y blanco en estas fechas y flexibilizado sus horarios para seguir al equipo de todos, creando así un buen ambiente laboral.
El deporte es una plataforma transversal que beneficia a varias áreas funcionales de una empresa. El posicionamiento a través de sus valores, su alta exposición en medios (especialmente el futbol) y acceso a grandes audiencias, son beneficios que seducen a las áreas de Marketing. Los Patrocinadores de la FPF por ejemplo, han obtenido un ROI superior al 800% en este año de Clasificatorias, según la consultora Audit Sport Latam.
Por otro lado, la posibilidad de utilizar al deporte como motor social de cambio en sus zonas de influencia o comunidades, les es atractivo a las áreas de Responsabilidad Social o Asuntos Corporativos. Las mineras, por citar un caso, pueden usarlo como herramienta para prevenir conflictos sociales, entre otros temas.
Finalmente, el deporte puede servirle al área de Recursos Humanos como plataforma de salud – sobre todo en estos tiempos de stress – e integración de sus trabajadores. Con poco presupuesto (alquiler de canchas para el fulbito semanal, descuentos en gimnasios de la zona, charlas nutricionales deportivas) pueden elevar su grado de satisfacción y fidelización.
Esperemos el efecto Selección – y los futuros juegos Lima 2019 – logren traccionar al deporte como política en las empresas, tanto en las grandes corporaciones que pueden asociarse directamente a estas propiedades, como a las pymes que concentran a nuestra gran afición deportiva.
El deporte conecta, emociona y moviliza. Que siga la racha para el repechaje con Nueva Zelanda; servirá de mucho a la sociedad peruana.